La afición dio la espalda a Mineros

Infografía Oliver González / Datos Daniel Quijada

Oliver González León 

En la temporada que recién culminó, Mineros de Guayana no fue el mismo equipo que quedó campeón en el Torneo Apertura 2013.

Junto a Richard Páez, los mineristas lograron la gesta del campeonato con más de 41 mil 600 personas en las gradas del CTE Cachamay.

La final 2013-2014 la disputó con Zamora. Perdió la ida 4-1 en Barinas. Eso llevó a que asistieran diez mil personas menos en la vuelta en la que quedó a un gol de quedarse con la estrella.

Para la nueva campaña (2014-2015), Mineros volvió a ser favorito. Richard Páez renovó y en el primer partido la gente apoyó. Más de 11 mil aficionados asistieron al Cachamay, fue el mayor número en el inicio del fútbol venezolano.

Pero el “negriazul” no consiguió los resultados esperados. Páez asumió la culpa y declaró a los medios que "no encontraba la identidad del equipo".

Cuando el grupo de Páez perdió su primer juego como local en 36 compromisos, se prendieron las alarmas. Volvió a perder (3-1) ante Deportivo Lara en Barquisimeto y el estratega, ese que le cambió la cara a la Selección Nacional, fue destituido sorpresivamente de su cargo.

Mathías y el descontento
El último juego que Richard dirigió en el Cachamay fue precisamente esa derrota 1-2 ante La Guaira, la primera de la temporada, en la que fueron más 7 mil 241 aficionados.

Hubo entonces un tiempo de desinformación y confusión en el aficionado guayanés. Solo la visita de equipos como Deportivo Táchira, Zamora FC o Caracas, aumentaron la cuota de personas como local. Pero no volvió a ser nunca igual.

El ex asistente técnico de César Farías, Marcos Mathías fue el encargado de llevar las riendas de los guayaneses, que vivió una crisis institucional, ligada con problemas financieros.

Mathías intentó aplacar los ánimos, meterse a la gente en el bolsillo y continuar el proyecto a su estilo. Pero la pronta eliminación de la Copa Venezuela 2014 y su presencia, solo por haber estado ligado a Farías, causó repudio en las gradas locales.

El equipo nunca entendió su estilo de juego.

Antes de terminar el Apertura, el conjunto de Mathías goleó a Carabobo y empató sin goles con Atlético Venezuela y ya, sin chances de título, la gente dejó de asistir al estadio minerista.

Era necesario para el técnico negriazul conseguir victorias que le ayudaran a bajar los ánimos en la localía. Pero el descontento con estratega siguió hasta tal punto que, jugadores, cuerpo técnico y directiva coincidieron en que "el equipo jugaba mejor como visitante". Los resultados lo ratificaron.

Pero la derrota 5-2 frente a Táchira en San Cristóbal, desencadenó en la renuncia del entrenador al no poder sostener la situación deportiva y extradeportiva.

Cuando asumió Antonio Franco, un interinato que hizo crecer el juego de Mineros, se unió la inminente eliminación en la Copa Libertadores 2015, y los irregulares resultados que los dejaron fuera de carrera por el título del Clausura 2015. Todo eso provocó un profundo daño en la afición que, dejó de asistir en masa, para rondar los tres mil asistentes en promedio por partido.

“Se harán los análisis una vez culminado el campeonato, se evaluarán políticas para tratar de rescatar al fanático al estadio”, manifestó en este sentido, Juan Pereira, gerente general de Mineros.

Pero la cultura del aficionado guayanés es clara. Si el equipo gana, asisten al estadio, si no, siempre estará un “clásico” que ver. Está claro que “los fieles” estarán siempre.

¿Qué harán los nuevos dueños para alimentar el corazón "negriazul" de los guayacitanos?

Texto publicado en Correo del Caroní, el 8 de mayo de 2015.